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lunes, 12 de marzo de 2007

cuento: "Los experimentos de Mari Pili"


“LOS EXPERIMENTOS DE MARI PILI”

Desde que cumplí los siete años, no he parado de investigar a cerca del comportamiento humano a través de experimentos sencillos pero muy importantes por las conclusiones e hipótesis que elaboraba mi mente infantil a partir de pequeños estímulos que infligía a mis víctimas, y que luego anotaba en mi cuaderno de laboratorio.
Yo no cabía en sí de gozo cuando escuchaba a mi padre decir : "Mi Mari Pili va a hacer un master de psicología" o cuando mi madre comentaba con las vecinas que no se me escapaba un detalle y que cuando miraba a los demás les hacía un cliché. Claro que esa opinión no la compartían ni mis compañeros de juegos ni mi hermano pequeño.
¡ Pero ellos que sabían! no tenían ni idea del estudio del comportamiento.
Para realizar mi primer experimento, elegí como conejo de Indias a mi abuelita, que me quería con pasión . Así que abusando de ese sentimiento tan noble y puro, le propuse que me dejara peinarla a lo que ella accedió de buen grado no sin antes abrazarme con ternura . Me coloqué detrás de su silla y con toda delicadeza comencé a peinar mechón por mechón . Mi abuela se adormilaba y cuando se quedó Roque ( en estos ensayos hay que ser pacientes) con el mango del cepillo de madera y con toda la fuerza de que fui capaz, le asesté tres golpes en la cocorota, que digo yo serían fuertes porque le salió una manzanita roja justo en el centro y lo único que atinó a decir fue: -¡ Hija de tu madre, como te coja verás!Pero claro, no me pillaba porque corría rauda a mi cuarto y allí anotaba : "Cuando golpeas a una abuela tres veces con fuerza en el coco, le sale un bollo y la mala leche". Y a continuación... "el bollo me ha costado dos días sin salir a jugar con Paulita".
En el segundo elegí a mi hermano Miguelito dos años menor que yo y adicto a la gomina. Pacté con él que si me permitía cambiar su imagen le obsequiaría con mi caja de canicas de cristal que tanto le gustaba, y asintió. Comencé haciéndole pequeños manojitos puntiagudos con agua y a continuación y solo para darle consistencia fui deslizando por cada uno de ellos una insignificante cantidad del chicle de fresa jugoso de mi boca hasta dejarlos erectos. Finalizada la prueba le coloqué ante el espejo, y fue tal el grito que profirió que acudió en su ayuda hasta la vecina de enfrente . Mi madre me azotó con la alpargata y pidió con urgencia hora en la barbería de la esquina.
Sin perder un minuto abrí mi cuaderno y escribí : "Si pones chicle en el pelo de alguien,grita como un poseso, tu madre te azota con la babucha y luego lo pelan a rape".
La tercera prueba la realicé con mi íntima amiga Paulita, coqueta y presumida, siempre decorada con moños como un árbol navideño. Era conocida en nuestro entorno escolar como “ la moñitos” . Con ella no me hizo falta hacer ningún pacto, sino que fui directamente al grano con premeditación y alevosía aprovechando que teníamos que reunirnos en casa para decorar un dibujo con témperas . Le propuse (así como el que no quiere la cosa)que lo hiciéramos con los ojos cerrados a modo de cuadro abstracto. Así que ella los cerró y yo mantuve uno cerrado y otro de vigilia y... brochazo al papel brochazo a sus bucles... al abrir los ojos, le chorreaba la pintura frente abajo y sus rizos parecían serpentinas de colores en lo poco que pude ver, porque salió de casa como alma que lleva el diablo llorando sin consuelo. Al rato regresó con su madre muy exaltada y profiriendo insultos hacia mi persona, lo que provocó una bronca descomunal.Desaparecieron las témperas y me quedé sin paga semanal y sin mi postre favorito, flan de chocolate y galletas. Pero ello no me privó de anotar en mi breviario :
"Si juegas con tu amiga a pintarle el pelo de colores, corre muy asustada, llora como la Macarena, viene su madre, se enfada con la mía, me quedo sin paga y sin postre".
Mi cuaderno se iba desgastando con tantos experiencias plasmadas. Y era tal mi firmeza por descubrir aspectos nuevos en los demás que ni los castigos más duros hacían declinar mi empeño. Y si a todo esto añadimos mi afición por enterarme de la vida y milagros de las vecinas, de las que supe extraer también mis conclusiones psicológicas, sirvan de ejemplo estas que tengo registradas en mi bloc : "Cuando el marido de Mari la del 5º C vuelve a casa bebido duerme en el descansillo de la escalera" . O esta otra "si la sra. portera vuelve cantando, es que ha cantado bingo".
Me sentía orgullosa de tan fructífera labor.
He aprendido tanto del comportamiento humano, que cada vez tengo más ansias de seguir aprendiendo. Así que yo lo veo con claridad esta es la tesis que he desarrollado :
Si te gustan los cotilleos, teñir lavar y peinar peluquería Mari Pili debes estudiar.


24- 4-05

Javiera Alfama Mena

6 comentarios:

Anónimo dijo...

maestra, soy carmen
me ha gustado mucho el cuento esta muy gracioso

Anónimo dijo...

Maestra esta chulisima la historia.


Jaime de 5ª

Anónimo dijo...

Hola seño soy Andrea estahistoria está muy divertida.

Anónimo dijo...

me parecemuy divertida

laura dijo...

me a gustado mucho esta muy bien :)

Anónimo dijo...

seño me encanta la historia nunca te fies de tu hija que cualquier día te puede hacer algo parecido . Ya se que es mayorcita pero.... ten cuidado. :)


ELENA 6ºA