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martes, 15 de enero de 2008

Puerto Real. Adán y Juan

Nuestros compañeros,Adán y Juan, armados con su cámara y con un cuaderno han recreado para todos cómo es el Puerto Real de hoy en una mágnifa presentación en Power Point que ellos mismos han realizado. Además han entrevistado a los abuelos que nos han dejado cómo era el Puerto Real que ellos conocieron, y del que dejamos otra presentación, para que podáis comparar. Esperamos que os guste.

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LA INFANCIA DE LOS ABUELOS DE PUERTO REAL
Antiguamente vivíamos con más tranquilidad que ahora, las casas tenían las puertas abiertas la mayor parte del día y no ocurría nada.

Vivíamos en familia, en lo que se llama "patios de vecinos", en el centro normalmente había un pozo de donde se cogía el agua porque no había agua corriente, ni tampoco había electricidad, con lo que no teníamos televisor ni electrodomésticos.

Y se preguntaran como nos distraíamos, pues con la radio, de la que oíamos muchas historias, por ejemplo historias de amor, historias para no dormir, etc. También leíamos mucho.

Los inviernos eran tan fríos y duros que nos acostábamos muy temprano.

Las habitaciones de las casas estaban alrededor del patio, la cocina y el cuarto de baño en el patio, así que teníamos que salir para hacer las necesidades y cocinar fuera. No existían bañeras sino que se usaban unos cubos grandes de cinc que se llenaban con agua que se calentaba en la cocina y así nos bañábamos.

Como os dije antes no había electricidad, por lo tanto no había lavadoras, la ropa se lavaba en unos lebrillos de madera, incluso había mujeres que iban a lavar al río.

Nuestros padres trabajaban desde las claras del día hasta las tantas de la noche, volvían cuando ya estábamos todos en casa dormidos.

Nuestros padres trabajaban en Matagorda, lo que actualmente se conoce como Navantia Puerto Real, los astilleros que hay en el pueblo, para ir al trabajo iban en tren o en bicicleta. Otros se dedicaban a la agricultura y otros a la mar.

En mis tiempos no había supermercados, sino pequeñas tiendecitas o almacenes regentados por un tendero, donde se vendían muchos productos, todos naturales, y se compraba mucho "fiao". Cuando podía iba a Carmen Molina y compraba un dulce y le decía que se lo apuntara a mi madre.

Iba al colegio de las hermanitas de la Salle, y tuve la suerte de estudiar las 3 reglas.

Otras niñas se quedaron sin saber leer ni escribir porque tenían que ayudar económicamente a sus familias y trabajar desde pequeñas en el campo cuidando cerdos, pavos, etc.

Para terminar os digo que mi infancia fue dura, hambrienta y sin las comodidades de hoy en día y que gracias a Dios ustedes podéis llamaros dichosos, por ello siempre hay que dar las gracias...


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