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domingo, 13 de abril de 2008

Visita de Dª Andrea Campos.



El Martes 8 de Abril vino a visitarnos Dª Andrea Campos Rodríguez, abuela de nuestros compañeros Juan y Andrea, para contarnos su infancia en Puerto Real. Nos reunimos todos los alumnos y alumnas de 6º en el salón de actos para escuchar a Dª Andrea y preguntarle nuestras curiosidades. Al principio recitó unas poesías para los maestros. Luego describió cómo era la antigua Plaza de Jesús, con farolas que tenían unos caballitos, que ya nadie sabe donde fueron a parar, donde “culeaban” todos los niños y niñas. También el suelo estaba hecho con chinos y tenía en cada esquina una farola con cuerpo de mujer con los pechos fuera.

Después nos habló de su padre que era maestro, repartidor de periódicos, representante de varias casas y cobrador de letras por las casas. Además daba clases gratis a los niños que no podían pagar las clases particulares.

Antiguamente, cuando Dª Andrea era joven, la Feria estaba situada en la Calle Ancha y luego en el paseo marítimo. Había una atracción que se llamaba “Las cunitas”, que se movía empujada por las manos de un hombre, y otra muy peligrosa que se llamaba “El carro de las Patás”.

Antes se bañaban en una especie de palangana llamada barreño, que era de zinc, e iban a buscar el agua a una fuente pública en la que había siempre una gran cola. Ella se bañaba siempre en 4º lugar.

Tenían poca ropa y la que tenían era la que les daba la gente rica, a la que el padre les daba clases, cuando se les quedaba pequeña; cuando el padre veía que los zapatos tenían agujeritos en la suela, la mandaba a comprarse otros a una tienda que se llamaba “Ciudad de Cádiz”.

Jugaban con las pipas de las algarrobas y con “pelotes”, que eran pequeñas piedras, y con canicas. Ella soñaba con tener una “Mariquita Pérez”.

Para ligar los niños esperaban en la puerta del colegio y cuando las niñas pasaban se iban detrás de ellas.Así un día tras otro hasta que un día se atrevían y hablaban con la muchacha que les gustaba.

Cocinaban con carbón en una sola cocina que usaban todos los vecinos de una misma casa. En cada dormitorio de la casa vivía una familia entera, y en cada cama tenían que dormir más de una persona.

El carnaval estaba prohibido por motivos políticos, y cuando se autorizó Dª Andrea participó vestida de gallina con sus pollitos que eran sus nietos, y ganó el primer premio. Otro año se vistió de “mariscaor” y todo el mundo le quería comprar sus cangrejos.

Las navidades eran en familia. Sólo se comían polvorones ese día; se reunían todos los vecinos para hacer pestiños.

En Puerto Real sólo había un coche y la gente decía “Ten cuidado con las bicicletas” en vez de “Ten cuidado con los coches”.

A Dª Andrea le duele y le entristece que no se le haya dedicado una calle a su padre.

La visita de Dª Andrea nos gustó mucho porque lo que nos contó fue muy interesante y nos hizo imaginar cómo vivía y cómo era la vida en Puerto Real antiguamente.

Desde aquí le mandamos un fuerte abrazo y le damos las gracias por el buen rato que nos hizo pasar.

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